Hay canciones que no solo se escuchan: se sienten, se respiran y se quedan flotando en el pecho como si estuvieran buscando un rincón exacto para acomodarse. “Villa de Leyva”, el nuevo lanzamiento de la cantautora colombiana SANIA, es justo ese tipo de rola que no pasa de largo, sino que te toma de la mano y te arrastra a un universo donde todo es un poco más mágico, más cálido, más humano.

La historia detrás de este sencillo arranca en un lugar que muchos colombianos consideran sagrado, un sitio donde el tiempo parece moverse distinto:“Villa de Leyva”, un pueblo que se ha ganado fama no solo por su arquitectura colonial o sus calles infinitas de piedra, sino porque la gente dice —muy en serio— que ahí pasan cosas que no se pueden explicar con lógica. Que el viento huele diferente. Que las noches se sienten más vivas. Que las emociones, si se descuidan tantito, hablan solas.

Y justo ahí es donde nace esta composición que SANIA, con una sensibilidad musical afilada y una identidad artística en plena expansión, convierte en un portal sonoro lleno de texturas, mezclas improbables y emociones a flor de piel.

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Una de las cosas más fascinantes del lanzamiento es cómo SANIA logra agarrar géneros que podrían verse distantes entre sí, ponerlos a convivir y hacer que se sientan como una sola respiración. La canción mezcla milonga, bolero, flamenco, indie y sensaciones latinas con una naturalidad que sorprende y, al mismo tiempo, te atrapa desde la primera escucha.

Villa de Leyva: un lugar que se camina, se sueña y se escucha

Escuchar esta canción es como caminar por el pueblo en el que se inspira. Hay una especie de eco emocional en cada arreglo, como si SANIA hubiera atrapado fragmentos del ambiente y los hubiera convertido en música.

este track es un lugar que hace que todo el mundo baje la guardia: los colores cálidos, la luz que rebota en las paredes blancas, el sonido de los pasos sobre la piedra, el olor a tierra húmeda después de la lluvia. SANIA logra traducir todo eso en una vibra sonora que se siente tanto espiritual como terrenal.

Esa dualidad atraviesa toda la canción. La pieza te invita a mirar hacia dentro, pero también te empuja a recordar que lo que sentimos —aunque a veces sea difícil entenderlo— tiene un origen, una historia, un momento donde nace y otro donde termina.

En la canción, la magia no está en efectos exagerados ni en adornos excesivos. Está en la honestidad de lo que se narra, en la manera en que SANIA abre una ventana hacia su sensibilidad para dejar que el escucha arme su propia versión del viaje.