En una industria musical que a veces se siente predecible, Frog Shaman llega como ese rayo que cae sin aviso, encendiendo todo lo que toca. Con su nuevo sencillo y videoclip “Ira, ira, ira (Cap. 5: Ira)”, el artista independiente vuelve a demostrar que no tiene miedo de incomodar, de desbordar emociones ni de cuestionar los límites del sonido. Esta entrega —quinta dentro de su universo conceptual— es una exploración visceral del enojo cotidiano, ese que todos conocemos pero pocos se atreven a mirar de frente.
El estreno está programado para el 24 de octubre en YouTube, y promete ser una de las piezas más intensas y emocionalmente cargadas de la serie visual que Frog Shaman viene construyendo desde S.O.L.O. y Admirable.
“Ira, ira, ira (Cap. 5: Ira)” no es solo una canción: es un espejo. Frog Shaman nos pone frente a ese reflejo incómodo del enojo que todos llevamos dentro, ese que hierve lento hasta explotar. Inspirado en la película Falling Down (Un día de furia, 1993) —el clásico donde Michael Douglas interpreta a un hombre común que pierde el control tras una serie de frustraciones diarias—, el videoclip traduce esa misma tensión al presente.
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En su versión, el protagonista queda atrapado en un embotellamiento, con el sol pegándole de lleno en la cara y un millón de pensamientos cruzándole la mente. Pero más allá de la simple escena, Frog Shaman convierte ese instante en una metáfora brutal: la de una sociedad que camina con los nervios al borde, donde cada bocinazo o injusticia puede ser la chispa que encienda el incendio.
Una fusión de mundos: rock, reggaetón y caos sonoro
Si algo caracteriza a Frog Shaman, es su hambre por mezclar lo que a simple vista no encaja. En “Ira, ira, ira (Cap. 5: Ira)”, el artista se atreve a unir el rock alternativo con el reggaetón experimental, y lo hace sin perder coherencia ni identidad. La estructura es impredecible: el tema inicia con guitarras distorsionadas que recuerdan el desorden del grunge noventero, para luego romper en un beat urbano con percusiones casi tribales.
Esa mezcla genera una sensación de desequilibrio constante —como si el track respirara al ritmo del enojo—. No hay refugio ni respiro, solo una subida constante que termina en una explosión emocional.
Y es que “Ira, ira, ira (Cap. 5: Ira)” no busca la perfección técnica, sino la honestidad emocional. Frog se entrega al caos con intención artística: cada elemento sonoro, desde los bajos que retumban hasta los coros casi susurrados, forma parte de una atmósfera intensa, densa y humana.
Frog Shaman se ha convertido en una de esas voces raras dentro de la escena alternativa latinoamericana: un artista que no teme a los contrastes, que no busca sonar “bonito”, sino real. Su estilo combina influencias que van desde el hip hop y el trap experimental hasta el rock psicodélico y la música asiática.

