Desde Ciudad de México, Priscilla Castro nos sorprende con un cover íntimo y elegante de “Tan enamorados”, el clásico de Ricardo Montaner. Pero no es cualquier versión: aquí el bolero romántico se funde con un hilo de R&B moderno, soul y pop ringo, todo creado para habitarnos el pecho con dulzura y verdad.
La canción comienza con un beat suave, levemente acaramelado, que hace que nuestra mente imagine un café en la mañana o una caminata bajo la lluvia. Bajo esta base moderna, la voz de Priscilla se enrosca en los versos con esa calidez que abraza y hace eco. Es una reimaginación que no rompe con lo original, pero le da una nueva respiración, una vibración contemporánea que baja al corazón sin asperezas.
“Me Animé” de Nati San: el amor que llega sin filtros
Priscilla Castro comenta: “Quería que el oyente viera esta canción a través de mis lentes… con mis matices, mis adornos y mi forma de sentir el amor.”. No pretende competir con Montaner: aquí su voz es una declaración genuina de amor y tranquilidad. No hay show, hay conexión, hay presencia. Ese es el sello personal que convierte a este cover en una experiencia
Letras que cobran nueva vida
Aunque la letra es conocida, la forma en que Priscilla Castro la interpreta despierta otra narrativa. No es la promesa a un amante, sino la celebración de estar enamorado de la vida, del café, de los momentos pequeños. Ahora “tan enamorados” puede ser un estado existencial, no solo sentimental.
El video sencillo acompaña la atmósfera: tonos suaves, encuadres íntimos, mirada directa. No es un rodaje ostentoso, sino más bien un encuentro cercano, un retrato que te dice “sí, soy yo, soy real, te canto así”.
Después de años experimentando su voz y marca, ahora llega a un punto de claridad emocional que se traduce en producción y presencia. Esta canción no es accidental: es el inicio de una nueva etapa, con más confianza y un mensaje auténtico.
Priscilla Castro no llega a imitar, llega a recrear, a re-encantar con su voz y su verdad. Este cover de “Tan enamorados” es menos un remake y más una reinterpretación emocional que habla de amor sin presión, sin dramatismo. Donde antes había una declaración al ser amado, ahora hay una celebración de la vida, de la calma, del amor con pausa. Ese es el poder de hacer las cosas propias: transformar melodías y sentimientos en algo nuevo, reciente y muy personal.